Metalizados y monetizados
De veras que en estos tiempos el dinero lo es todo para la gente, pues “sin platita nada se hace”, suelen exclamar muchas personas. Puede ser que algunos no estén sujetos a ese invento del hombre y, sin embargo, la mayor parte de la gente vive al compás de “don dinero”. Además. con el aserto ya formulado hace varios años en sentido de que el dinero da felicidad, el tratar de lograr billetes, es algo que a veces hasta se torna en dramático u horrendo, pues por lograrlo llegan a cometer las peores atrocidades. Bien suelen proferir que hasta morir resulta caro –vea lo que pasa en cementerios paceños– y más en estos tiempos en los que la vida se ha tornado difícil de afrontar.
A propósito, por ejemplo, no resulta casual que en determinada danza entonen estribillos como: “tanto tienes, tanto vales…”, “si quieres bailar morenada, tienes que tener platita…”, o “cuánto cuestas, cuánto vales, amor mío…”. También es nada si le dan una mala atención en la CNS, le programen una consulta para dentro de seis meses, pierdan su expediente de años de consultas y ya no aparezca, como le sucedió a una dama en el Policonsultorio Miraflores. Quizá dejan que permanezca en una camilla muchas horas, hasta que algún sanitario tenga la bondad de revisarlo o le dé la gana de hacerlo, tal como se quejó un profesor de apellido Almanza, alegando que “uno pierde la dignidad en la CNS”. Quizá nunca le devuelven ni un centavo de lo que gastó al comprar medicamentos o porque se hizo atender con un médico particular, e incluso aunque esté a punto de morir no lo revisen, como dio cuenta un titular de la prensa cruceña, el martes 9 de este mes, señalando: “Niño de 5 años atropellado padeció más de 12 horas fuera del Hospital de Niños sin que lo atiendan”. Realmente no deja de ser terrible. Entonces se ve obligado a ir a un centro privado, en el que le sacan un ojo de la cara, porque ciertamente se trata de un “negocio”.
Por todo ello se puede afirmar que en estas épocas imperan la “metalización” y la “monetización”. El diccionario dice que uno de los significados de “metalizar” es aficionarse excesivamente al dinero; mientras, “monetizar” se trata de convertir algo en dinero, o monetización “es el proceso de convertir una idea, un producto o servicio en una fuente de ingresos rentable”.
Entonces, en toda actividad popular o de negocios, se imponen con creces ambos términos. Y, al parecer, especialmente al ciudadano de a pie, es cuando más le golpean la metalización y monetización, porque se topa con ello hasta en el chairo diario, no quedándole otra que someterse a esa creación humana, dado que así es, ya que el Señor dijo: “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Y, no obstante, vanos resultan los enconos, jugarretas, y tramas de lo peor, de los que buscan incansablemente el dinero en enormes cantidades, pues nada podrán llevar a su última y definitiva morada: la fosa.

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