TRATADO CONTRA LIBERTADES
Resulta que un peligro nuevo para las libertades humanas surge nada menos desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), según Rory Branker y María Gabriela Lara, quienes en su artículo “El tratado que amenazará nuestras libertades”, publicado en “Destacadas”, informan: “a menos de tres meses para que finalicen las negociaciones sobre el nuevo tratado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para enfrentar futuras pandemias, voces críticas han salido a la luz para advertir sobre posibles riesgos que este acuerdo podría representar para las libertades de los ciudadanos”.
Si bien la intención de gobiernos, como de Joe Biden, es fortalecer la arquitectura de salud global a través de un compromiso mayor con la OMS, los analistas cuestionan que sea la mejor estrategia, sobre todo a la luz de fallas evidentes que cometió durante la pandemia de Covid-19. La forma en la cual ignoró la OMS durante meses los primeros reportes sobre la nueva enfermedad procedentes de China y repitió sin cuestionar la información brindada por las autoridades de Beijing acabó por socavar la credibilidad y confianza que se le tiene a esta agencia de la ONU.
Y se suman los opacos e irresueltos cuestionamientos sobre el posible origen artificial del virus en un laboratorio de Wuhan, lo cual ha llevado a que numerosos expertos alerten que, darle mayor poder y autoridad a la OMS mediante este nuevo tratado, no necesariamente resolverá los problemas estructurales que han quedado en evidencia durante la emergencia sanitaria global más grave de los últimos cien años. Los riesgos no solo estarían asociados a la gestión sanitaria internacional, sino que varios estudios alertan que el borrador del tratado de la OMS fue estratégicamente redactado, denuncian, para eludir escrutinio y cuestionamientos que desde las instituciones se puedan hacer.
En el caso de EEUU, al no denominarlo explícitamente como “tratado” se busca saltar requisitos constitucionales, con la intención que el presidente Biden pueda suscribirlo de manera ejecutiva sin necesidad de someterlo a una votación en el Congreso y esto pone en evidencia la falta de transparencia con la que esta administración ha venido negociando los términos del tratado de la OMS, según legisladores republicanos. La preocupación más importante radica en que de entrar en vigor este acuerdo, algunas de las estipulaciones previstas le darían a la agencia de la ONU la atribución de coordinar la logística global de vacunas, medicamentos y equipos médicos durante emergencias futuras, con capacidad de obligar a los países miembros a ceder el 20% de sus suministros. Esto es peligroso, pues China es considerada por Naciones Unidas como una nación “en desarrollo”, por lo que podría verse beneficiada con trato especial en términos de acceso a conocimientos y tecnologías patentados a nivel global. Peor aún, ante una “emergencia sanitaria pública de importancia internacional” existe el temor que directrices emanadas desde Ginebra acaben convirtiéndose en directivas de facto para los países. Ante tal amenaza latente, afirman, los gobiernos deberían ser cautelosos e incluso considerar reformar en profundidad la OMS, que mostró graves fallas antecrisis globales, pues una “gobernanza global de la salud”, con medios no muy claros, acabaría coartando los derechos y libertades que tanto costó conseguir.

https://dafohe.com